viernes, 10 de marzo de 2017

INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA



DEVOCIÓN DE LOS CINCO PRIMROS SÁBADOS DE MES

La Santísima Virgen, en el año 1917, se aparece en Fátima, Portugal a tres humildes pastorcitos de 10, 9 y 7 años: Lucía, Francisco y Jacinta y les da una serie de mensajes proféticos., entre ellos la Devoción al Inmaculado Corazón de María.
Desde muy antiguo la Santa Iglesia, ha considerado el sábado un día dedicado a intensificar la devoción Cristiana a la Santísima Virgen, Madre de Dios y nuestra amantísima Madre. Mucha gente consagraba el primer sábado del mes a la Virgen por esta intención y para reparar por las blasfemias y ultrajes en contra de ella por parte de los pecadores y de los falsos maestros.

ORIGEN DE LA DEVOCIÓN

Mensaje del 13 de junio de 1917 en Fátima (2da. aparición)

Cuenta Lucía en sus “Memorias” que, al ver a la Virgen María ese día, le pidió que los llevara al cielo con Ella.
La Santísima Virgen le respondió con palabras llenas de amor y de gran importancia para todos nosotros:
– “Si, a Jacinta y a Francisco me los llevo pronto, pero tú te quedas en el mundo un tiempo más porque Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar.
Él quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado.
A aquellos que abracen esta devoción les prometo la salvación y serán predilectas de Dios estas almas, como flores puestas por Mi para adornar su trono”.
– “¿Y me quedo yo sola?” preguntó con tristeza Lucía.
– “No, hija, yo nunca te abandonaré. Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios”.

ANUNCIOS DE MARÍA AL MUNDO

Mensaje del 13 de julio de 1917 en Fátima (3ra. aparición)

Por designio divino la Santísima Virgen da al mundo, a través de los pastorcitos, una serie de mensajes proféticos que se han ido cumpliendo a su debido tiempo:
–el fin próximo de la primera guerra mundial (1914-1918),
–la caída de Rusia en manos del comunismo ateo con todas sus nefastas consecuencias, la venida de la segunda guerra mundial, etc.

Del tercer secreto de Fátima, dos de sus partes se refieren a la serie de anuncios hechos al mundo de los que sólo están por cumplirse fundamentalmente dos:
– por un lado la conversión de Rusia, hoy a todas luces dándose y,
– por el otro, María nos dice algo realmente esperanzador: “Finalmente, Mi Corazón Inmaculado triunfará”.
Y esto va a suceder porque Dios lo quiere así.

LUCÍA PIDE AUTORIZACIÓN PARA DAR A CONOCER ESTA DEVOCIÓN
Mensaje del 17 de diciembre de 1927 en Tuy, España

Lucía cuenta que fue esa noche junto al Sagrario a decirle a Jesús como debía contestar la pregunta que le habían hecho:
“¿El origen de la devoción al Corazón Inmaculado de María estaba incluido o no, en el secreto que la Santísima Virgen le había confiado?”.
Jesús, con voz clara, le hizo oír estas palabras:
“Hija mía, escribe lo que te piden; y escribe también todo cuanto te reveló la Santísima Virgen en la aparición en que habló de esta devoción.
En cuanto al resto del secreto, continúa en silencio”.

LA COMUNIÓN REPARADORA DE LOS PRIMEROS SÁBADOS

También en la aparición del 13 de julio la Virgen María le dijo a Lucía:
“Vendré a pedir la comunión reparadora de los primeros sábados”.

MARÍA CUMPLE LA PROMESA DE LOS CINCO SÁBADOS

Mensaje del 10 de diciembre de 1925 (Pontevedra, España)

En este día María cumple la promesa hecha a Lucía, quien nos lo cuenta así:
“Ese día estando en mi habitación en Pontevedra, España, se me apareció la Santísima Virgen y, al lado, como suspendido en una nube luminosa, el Niño.
La Santísima Virgen me ponía la mano sobre mi hombro derecho y, al mismo tiempo, me mostraba un corazón cercado de espinas que tenía en la mano.”
Entonces dijo el Niño:
“Ten compasión del corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos le clavan continuamente sin que haya nadie que haga un acto de reparación para arrancárselas”.
Y en seguida dijo la Santísima Virgen:
“Mira, hija mía, mi corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes, tú, al menos, procura consolarme y di que:
Todos aquellos que durante cinco meses seguidos, en el primer sábado, se confiesen y reciban la Santa Comunión, recen el Santo Rosario y me hagan 15 minutos de compañía meditando en los misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación”.

DIFICULTADES PARA CONFESARSE EL MISMO SÁBADO

Mensaje del 15 de febrero de 1926 (Pontevedra, España)

Ese día se le aparece de nuevo el Niño Jesús y Lucía le habla de las dificultades que algunas personas tenían para confesarse los días sábados, preguntándole si no podía valer la confesión dentro de los ocho días.
–Jesús le respondió:
“Sí, puede ser, y hasta de muchos más días, con tal que, cuando me reciban, estén en gracia y tengan la intención de desagraviar al Corazón Inmaculado de María”.
Ella preguntó:
“-¿Jesús mío, y los que se olviden de poner esta intención?”
– Jesús le respondió:
“Pueden ponerla en la confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tuvieren para confesarse”.

 POR QUÉ SON CINCO LOS SÁBADOS

Mensaje del 29 al 30 de mayo de 1930 (Tuy, España)

Cuando Sor Lucía refería a su confesor el pedido de la Virgen, éste le dijo: ¿Por qué 5 y no 9 como los primeros viernes, o 7 como los dolores de la Virgen?
Cuenta Lucía que estando en la Iglesia con el Señor en la noche del 29 al 30 de mayo de 1930 y hablando con Él de dicha pregunta, se sintió de manera imprevista invadida más íntimamente de la presencia divina y he aquí lo que le fue revelado:
“Hija mía, el motivo es el siguiente: son cinco las principales clases de blasfemias cometidas contra el Inmaculado Corazón de María:

1) Las blasfemias contra la Inmaculada Concepción

2) Las blasfemias contra su Virginidad

3) Las blasfemias contra su Maternidad Divina, negándose al mismo tiempo reconocerla como Madre de los hombres.

4) Las blasfemias de aquellos que públicamente tratan de infundir en los corazones de los niños la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia esta Madre Inmaculada.

5) Las ofensas de aquellos que la ultrajan directamente en sus Sagradas Imágenes”.
“He aquí el motivo por el cual el Corazón Inmaculado de María me ha sugerido pedir esta pequeña reparación y en consideración a Ella, conmover mi misericordia para perdonar a las almas que han tenido la desgracia de ofenderla”.

RESUMEN
A- Promesa de María: Asistirnos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de nuestra alma.

B- Condiciones: Durante 5 primeros sábados de mes seguidos:
1- Confesarse (dentro del plazo anteriormente mencionado)
2- Recibir la Santa Comunión en Gracia de Dios
3- Rezo del Santo Rosario
4- Meditación durante 15 minutos de los misterios del Rosario (uno o más)

C- Importante: Recordar que debemos realizar la Confesión, la Comunión, el rezo del Santo Rosario y la meditación de los misterios en REPARACIÓN POR LOS PECADOS QUE SE COMETEN CONTRA EL CORAZÓN INMACULADO DE MARIA.

ESPÍRITU DE REPARACIÓN

Todos estos actos de la devoción, deben hacerse con la intención de reparar las ofensas cometidas en contra del Inmaculado Corazón de María.
Aquellos que la ofenden cometen una ofensa doble: ofenden a su Divino Hijo, y ponen en peligro su salvación.
Esta reparación pone énfasis en nuestra responsabilidad hacia los pecadores que no oran y no hacen reparación por sus pecados.
Esta devoción nos presenta una responsabilidad social y nos recuerda que para ir a Dios debemos amar a nuestros semejantes y tratar de salvar sus almas.

También nos enseña una forma excelente de hacerlo, a través del espíritu de reparación al Inmaculado Corazón de María.
Hay quienes se preocupan de que se les puede olvidar en cada uno de los cinco sábados ofrecer por la intención de reparación.
Pero esto se puede evitar haciendo la resolución de ofrecer esta reparación desde el primer sábado que se empieza.
“Dios mío yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, y no te aman” (el Ángel a los pastorcitos de Fátima)

IMPORTANCIA DE ESTA DEVOCIÓN

En febrero de 1926 se le apareció el Niño Jesús preguntándole si había difundido la devoción a su Santísima Madre.
Lucía le contó las dificultades que tenía en llevar a cabo esta misión. Jesús le respondió que con su gracia bastaba.
En Fátima, la Virgen misma desea recomendar esta devoción, especificando “cinco primeros sábados consecutivos” enriqueciendo esta práctica con la promesa de salvación.
En  última instancia, es Dios quien es ofendido por cada pecado. Por esta razón, es Dios también quien es el objeto último de cada acto de reparación de los cristianos.
Nosotros no podemos comprender propiamente el mensaje celestial dado en Fátima en este punto esencial de reparación si no lo hacemos reparando directamente al Inmaculado Corazón de María.

Es nuestro Señor mismo quien nos dice:

“Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre.

Está cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas”.
La predestinación de María en su Maternidad Divina, su colaboración activa en toda la obra de redención, su misión de ser madre espiritual de toda la Iglesia y de cada persona redimida por la preciosa sangre de Cristo, constituye una de las leyes básicas de la divina providencia para la aplicación efectiva de la redención en cada alma.

Por lo tanto, la devoción a su Inmaculado Corazón debe ser intensificada y extendida.

Consecuentemente quien ofenda a nuestra Madre, ya sea por blasfemia, por negación de su grandeza en su misión de corredención, o por tratar de despreciar la devoción a Nuestra Señora en la Iglesia o en las almas, al mismo tiempo ofende a Dios y a Su Providencia.

Un cristiano que comprende cuan vil son este tipo de ofensas trata de hacer reparación intensificando su devoción personal y sus esfuerzos para que el Reino del Corazón de María se establezca.

Así responde el amor.

Ambos aspectos de la reparación cristiana: primero directamente a Dios y subordinadamente al corazón de María, son manifestaciones complementarias de una misma realidad y un mismo espíritu.

FRUTOS DE ESTA DEVOCIÓN

En toda verdadera devoción a Nuestra Señora (y la devoción a su Inmaculado Corazón es expresión perfecta de la verdadera devoción) hay siempre una invitación efectiva a regresar los corazones a Cristo Salvador.
Cuando se trata de aquellos que han perdido la gracia, es una llamada a la conversión, a la vida de gracia y a la salvación eterna.
Cuando se trata de almas que viven en la gracia de Dios, la verdadera devoción a María, les da un fuerte impulso por avanzar por la vía de santidad y crea en ellos un espíritu de apostolado cristiano.

Esta es una ley constante en la vitalidad de la Iglesia.

Ya sean Instituciones Marianas, Santuarios Marianos, movimientos y peregrinaciones Marianas, siempre han sido una llamada irresistible desde el corazón maternal de María, a un regreso de estas almas a Cristo.
La práctica de los cinco primeros sábados en reparación, corresponde a este nuevo capitulo de la santificación y de la eterna salvación de los redimidos.

PROMESA DE SALVACIÓN
Aquellos que practiquen esta devoción de los cinco primeros sábados, Nuestra Señora prometió:
“Yo os asistiré a la hora de vuestra muerte con las gracias necesarias de salvación”.
Ella no promete la salvación eterna, sino las gracias necesarias para la salvación.
Hay muchos testimonios de almas que son especialmente devotas del Corazón de María, que reciben un conocimiento del cielo de que la hora de su partida está cerca. No es precisamente un anuncio de la muerte, pero si una nueva y gentil preocupación por recibir con más dignidad los sacramentos, con una intención mas pura en todas sus acciones y se intensifica la caridad y la dedicación al apostolado.

El Corazón de María va perfeccionando las almas de sus hijos hasta llegar a su encuentro decisivo con su Divino Salvador.


¡Inmaculado Corazón de María, sed la salvación del alma mía…. y del mundo entero!


El inmaculado corazón de María su historia y significado

La devoción al Inmaculado Corazón de María, junto con la del Sagrado Corazón de Jesús, fue promovida por San Juan Eudes en el siglo 17.

El Papa Pío VII y Pío IX sugirieron su celebración como Purísimo Corazón de María. En 1944, el Papa Pío extendió esta devoción a toda la Iglesia fijando la celebración del Inmaculado Corazón de María el 22 de agosto, ocho días después de la Asunción.

Con la renovación litúrgica, se le restó importancia a esta fiesta para dársela a las principales fiestas marianas y, se cambió la fecha para un día después de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

San Juan Eudes, decía que el Corazón de María es la fuente y el principio de todas las grandezas y excelencias que la adornan y que la hacen estar por encima de todas las creaturas; por ser hija predilecta de Dios Padre, madre muy amada de Jesús y esposa fiel del Espíritu Santo. Y que ese santísimo Corazón de María es fuente de todas las virtudes que practicó.

También San Antonio María Claret, fundador de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, profesó un inmenso amor a esta advocación. Quiso que sus misioneros, salieran por todo el mundo extendiendo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Fue un profeta de Fátima, porque en Fátima la Virgen personalmente nos manifestó que Dios quería salvar al mundo, por medio de su Inmaculado Corazón.

La fiesta del Inmaculado Corazón de María sigue a la del Sagrado Corazón de Jesús. El corazón expresa y es símbolo de la intimidad de la persona. La primera vez que se menciona en el Evangelio el Corazón de María es para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la Virgen: “María conservaba estas cosas en su corazón”

El corazón de María conservaba como un tesoro el anuncio del Ángel sobre su Maternidad divina; guardó para siempre todas las cosas que tuvieron lugar en la noche de Belén, o la adoración de los pastores ante el pesebre, y la presencia, un poco más tarde, de los Magos con sus dones,… y la profecía del anciano Simeón, y las preocupaciones del viaje a Egipto.

Más tarde, el corazón de María sufrió por la pérdida de Jesús en Jerusalén a los doce años de edad, según lo relata San Lucas en el evangelio de hoy. Pero María conservaba todas estas cosas en el corazón….

Jamás olvidaría los acontecimientos que rodearon a la muerte de su Hijo en la Cruz, ni las palabras que le oyó decir: “Mujer, he ahí a tu hijo”. Y al mirar a Juan ella nos vio a todos nosotros. Vio a todos los hombres. Desde aquel momento nos amó con su Corazón de madre, con el mismo Corazón que amó a Jesús.

Pero María ejerció su maternidad desde antes que se consumase la redención en el Calvario, pues Ella es madre nuestra desde que prestó su colaboración a la salvación de los hombres en la Anunciación.

En el relato de las bodas de Cana, San Juan nos revela un rasgo verdaderamente maternal del Corazón de María: su atenta disposición a las necesidades de los demás. Un corazón maternal es siempre un corazón atento, vigilante.

La devoción al Corazón de María no es una devoción más. Nos lleva a aprender a tratar a nuestra Madre con más confianza, con la sencillez de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento: no sólo se dirigen a ellas cuando están en gravísimas necesidades, sino también en los pequeños apuros que le salen al paso. Las madres les ayudan a resolver los problemas más insignificantes. Y ellas – las madres – lo han aprendido de nuestra Madre del Cielo.

Hoy queremos encontrarnos con María, con nuestra madre. Si recurrimos confiados a ella, ella nos va a decir qué debemos hacer y sentiremos su amor por nosotros. Ese mismo amor que Jesús tiene por cada uno de nosotros. y ella nos dirá que nos quiere, que nos quiere con toda su alma.

Pidamos a Dios que preparó en el Corazón de María, una morada digna al Espíritu Santo, que haga que nosotros, por intercesión de la Santísima Virgen lleguemos a ser templos dignos de su gloria.

Los corazones de Jesús y María son representados de esta manera, iluminados, ardiendo con las llamas del amor, para ilustrar su amor divino por la humanidad.
El Inmaculado Corazón de María lleva además de las llamas del amor divino, símbolos del camino que purificó su corazón. Las siete heridas y la espada que lo traspasa son referencias bíblicas a los sufrimientos que soportó como madre de Jesús.

Representa además sus alegrías y sus tristezas, sus virtudes y perfección, y su amor virginal por Dios el Padre, su amor maternal por Jesús, el Hijo y su amor compasivo por todos los seres humanos. Las rosas blancas representan la pureza de su corazón.

Conexión a las escrituras

La imagen de la espada que traspasa su corazón representa la profecía que le fue dada a María en el Templo durante la presentación de Jesús de que su corazón sería traspasado por una espada.

Ya que a María se le relaciona con las menciones de la sabiduría en el antiguo testamento, el fuego de su inmaculado corazón representa esta cualidad divina.

Se le relaciona también con el Evangelio de Juan que presenta a María al pie de la cruz durante la crucifixión de Jesús. San Agustín explicó esto como la aportación de María a la redención de la humanidad por medio de la caridad, una cualidad de su corazón inmaculado.

Consagración al Sagrado Corazón de María

Oh Corazón Inmaculado de María, por tu perfecta comunión de amor con el Corazón de Jesús, eres la escuela viviente de total consagración y dedicación a Su Corazón.

En tu Corazón, Oh Madre, queremos vivir para aprender a amar, sin divisiones, al Corazón de Jesús; a obedecerle con diligencia y exactitud; servirle con generosidad y a cooperar activa y responsablemente en los designios de Su Corazón.

Deseamos consagrarnos totalmente a tu Corazón Inmaculado y Doloroso que es el camino perfecto y seguro de llegar al Corazón de Jesús. Tu Corazón, es también refugio seguro de gracia y santidad, donde nos vamos liberando y sanando de todas nuestras oscuridades y miserias.

Deseamos pertenecer a tu Corazón, Oh Virgen Santísima, sin reservas y en total disponibilidad de amor a la voluntad de Dios, que se nos manifestará a través de tu mediación maternal.

La virtud de esta consagración, Oh Inmaculado Corazón, te pedimos que nos guardes y protejas de todo peligro espiritual y físico. Qué nuestros corazones ardan con el fuego del Espíritu como arde tu Corazón.


Que unidos a ti, que eres la portadora por excelencia de Cristo para el mundo, y ungidos por el poder del Espíritu Santo, seamos instrumentos para dar a un mundo tan árido y frío, el amor, la alegría y la paz del Corazón de Jesús.


Inmaculado Corazón de María


María, Madre de Jesús y nuestra, nos señala hoy su Inmaculado Corazón. Un corazón que arde de amor divino, que rodeado de rosas blancas nos muestra su pureza total y que atravesado por una espada nos invita a vivir el sendero del dolor-alegría.

La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad...

La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre.

Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María. Esto se hace evidente en la liturgia, al celebrar ambas fiestas de manera consecutiva, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo del Corpus Christi.

Santa María, Mediadora de todas las gracias, nos invita a confiar en su amor maternal, a dirigir nuestras plegarias pidiéndole a su Inmaculado Corazón que nos ayude a conformarnos con su Hijo Jesús.

Venerar su Inmaculado Corazón significa, pues, no sólo reverenciar el corazón físico sino también su persona como fuente y fundamento de todas sus virtudes. Veneramos expresamente su Corazón como símbolo de su amor a Dios y a los demás.

El Corazón de Nuestra Madre nos muestra claramente la respuesta a los impulsos de sus dinamismos fundamentales, percibidos, por su profunda pureza, en el auténtico sentido. Al escoger los caminos concretos entre la variedad de las posibilidades, que como a toda persona se le ofrece, María, preservada de toda mancha por la gracia, responde ejemplar y rectamente a la dirección de tales dinamismos, precisamente según la orientación en ellos impresa por el Plan de Dios.

Ella, quien atesoraba y meditaba todos los signos de Dios en su Corazón, nos llama a esforzarnos por conocer nuestro propio corazón, es decir la realidad profunda de nuestro ser, aquel misterioso núcleo donde encontramos la huella divina que exige el encuentro pleno con Dios Amor.