LA PEDAGOGÍA
SALESIANA DE DON BOSCO
Nuestra pedagogía está fundamentada en tres pilares
fundamentales:
Religión: porque
se trata de una caridad que nace de la fe. En la Carta de Roma, Don Bosco tiene
claro que en gran medida los problemas de conciencia de los jóvenes le impiden
ser buenos. Por eso recomienda la confesión frecuente y la Eucaristía.
Periódicamente les ofrece a los jóvenes retiros y ejercicios espirituales que
en la concepción de la época se llamaban “de la buena muerte” y que consistían
en prepararse de tal manera como si el joven terminara su vida en ese mismo
instante. Sin la fe es imposible entender el estilo educativo de Don Bosco.
Razón: porque el
amor de Don Bosco está exento de todo sentimentalismo. La amabilidad de Don
Bosco, su amor, profundo y sincero huye de toda artificialidad. Don Bosco nos
pide un amor equilibrado, abierto, racional. En Don Bosco todo queda claro. La
familiaridad y confianza exige el por qué y las razones de toda recomendación a
los jóvenes.
Amor: porque es
importante que los jóvenes descubran que son amados. Dice y subraya Don Bosco,
no es suficiente con amarlos. En la cruz del Buen pastor que se nos entrega a
los Salesianos cuando hacemos la profesión perpetua, está escrito en italiano
“Studia di farte amare” Procura hacerte querer. Cada chico de Don Bosco pensaba
que él les quería más que a nadie. Así amaba Don Bosco, sin particularismos.
Todos se sentían cercanos y queridos.
Ese amor genera confianza, los jóvenes abren el corazón y la educación se hace
posible.
Don Bosco era un soñador, pero un soñador con los pies en la
tierra. Sus sueños estaban bien atados a la realidad. ¿Cómo podemos volver a
aquella frescura original del oratorio? Pues está claro, con la caridad, que es
el nombre cristiano del amor.
La Casa de Don Bosco
debe ser como una gran familia. Su estilo de familia no es patriarcal, donde el
padre es jefe indiscutible. Es un estilo de familia popular y sencilla, llenos
de buenas relaciones.
El lugar privilegiado de educación para Don Bosco lo va a
constituir el patio. La alegría encuentra en este escenario la forma más
sincera de expresarse. El patio se convierte en lugar de encuentro. Se educa
divirtiéndose y se divierten educándose.
La pasión por los
jóvenes, que da sentido a cuanto hace, la unión con Dios perfectamente unida a
la anterior. Para Don Bosco sólo hay una forma de encontrarse con Dios y una
única forma de encontrarse con los jóvenes. Pues bien, fruto de este binomio
surge todo un modo de educar original y distinto. Es la pedagogía de la bondad,
donde el amor tiene la primera y última palabra porque Dios es Amor y amar es
portar y ofrecer a Dios.
La Pedagogía de Don
Bosco en sus inicios buscó brindar mejores posibilidades de vida a unos jóvenes
que vivían en un ambiente que les era bastante hostil sin embargo, su proyecto
fue de tan alto alcance que hasta nuestros días sigue teniendo vigencia y es
que su sistema de enseñanza busca superar las problemáticas sociales de
injusticia y exclusión para desarrollar las potencialidades de los jóvenes y
hacer de éstos seres productivos para sí mismos y para la sociedad.
Lo esencial en el
sistema pedagógico de Don Bosco es lograr que la acogida y el amor sean el
gancho para que los jóvenes se queden, por lo que, mediante un ambiente de
familia, de unidad, les inculca la
necesidad de formarse y encontrarse con Dios, no por obligación sino por
convicción a fin de crecer en su vida humana y cristiana partiendo de cuanto
positivo hay en el individuo, fusionando el desarrollo humano con el
crecimiento evangélico y la vivencia de lo cristiano, razón por la que la
educación salesiana es pedagógica, espiritual y pastoral, fusionando esto en un
Sistema Preventivo que apunta a la integralidad del sujeto.