RASGOS QUE DEFINEN ESTE “ROSTRO SALESIANO”:
1. La caridad pastoral
Se trata de un impulso apostólico
que mueve a buscar a Dios y a llevar su mensaje (el Evangelio) a las personas,
especialmente, a los jóvenes. La caridad pastoral es el centro y la síntesis de
la espiritualidad salesiana.
2. La gracia de unidad
La gracia de la unidad tiene
otros nombres que ayudan a entender su significado: interioridad apostólica,
dimensión contemplativa de la vida, síntesis vital, único movimiento de amor a
Dios y a los jóvenes, liturgia de la vida… Consiste en vivir la gracia de la
unificación de la persona tanto en su relación con Dios como en el servicio a
las personas.
3. El estilo de oración
Desde la manera de orar de Don
Bosco, la oración salesiana tiene estas características:
- en su inspiración: está
motivada por el deseo de llevar el evangelio a la vida de los jóvenes.
- en su estilo: es juvenil,
popular, gozosa, creativa, sencilla, unida a la vida.
- en las formas: va a lo
esencial: Palabra de Dios, Eucaristía, Penitencia, Presencia de María
Auxiliadora.
4. La misión juvenil y popular
Amor de predilección por los
jóvenes: Los jóvenes no son simples beneficiarios de una actividad; son la
vocación del salesiano. “Me basta que seáis jóvenes para amaros” decía Don
Bosco.
El pueblo es el ambiente natural
y ordinario donde se hace la opción juvenil, el lugar social y humano donde se
busca y se encuentra a la juventud.
5. El optimismo y el gozo de la esperanza
“Nosotros hacemos consistir la
santidad en estar siempre alegres” decía Domingo Savio, alumno de Don Bosco, a
un compañero nuevo en el Oratorio. Partiendo del Cristo Resucitado, este
optimismo se traduce en:
- tener fe en la victoria del
bien: para ello, hay que saber conectar con la cuerda sensible del corazón.
- estar abiertos a los valores
humanos: más que lamentarse, el salesiano capta los valores del mundo y trata
de darles cauce adecuado de cara a la educación de la fe.
- educar en las alegrías
cotidianas: la educación trata de aprender a saborear con sencillez las
múltiples alegrías humanas que Dios ha puesto en nuestro camino.
6. La ascesis de la bondad
El amor, en la educación, es
pedagogía; pero no sólo. El amor es… ¡TODO! Cuando esto se da (el sentirse
llamado lo garantiza) el joven es amado y se da cuenta de ello; y desde esta
experiencia, el joven da, lo da todo, se da. Esto exige del educador salesiano
una ascesis continua y profunda para dar cabida, en la propia existencia, al
joven y su anhelo de Dios.
7. El trabajo y la templanza
Ser consecuente con el “ser
salesiano” lleva consigo el ser un gran trabajador… como lo fue Don Bosco. Al
mismo tiempo, la tarea de la educación impone una actitud de libertad “de” y
“para”. Este proceso de liberación exige, para que la melodía suene armónica,
que el educador esté siempre ¡templado!, afinado. El trabajo y la templanza
constituyen el campo de la ascesis salesiana.
8. El espíritu de iniciativa
Una de las manifestaciones del
celo propio de la “caridad pastoral” es el espíritu de iniciativa. Es una labor
de discernimiento espiritual que propicia el lanzamiento generoso, desde la
confianza en El Señor, a la misión evangélica dentro de las múltiples
posibilidades que ofrece la vida concreta.
9. El arraigo en el misterio de Cristo y la vida en manos de María
El “hombre nuevo” al que tiende
la educación promovida por Don Bosco y por sus hijos, es el hombre nuevo
proclamado por Jesucristo. Estar arraigado en Cristo es la alegría más íntima
que puede tener un miembro de la Familia Salesiana. En el misterio cristiano
aparece María, en su relación vital con su Hijo; Ella, desde ahí, nos enseña el
camino que conduce hacia ÉL; es Educadora: Inmaculada y Auxiliadora
10. El sentido de Iglesia
Del amor a Cristo nace
inseparablemente el amor a su iglesia
El salesiano se ve a sí mismo
como miembro vivo de la Iglesia viva: ¡ni más… ni menos!
Desde el sentido fuerte de
Iglesia universal vive la pertenencia activa a la Iglesia local trabajando en
comunión con todos: seglares, sacerdotes, religiosos.
El amor y la fidelidad al sucesor
de Pedro es una muestra clara del amor a la Iglesia.
11. Vinculación Salesiana de esta Hermandad
Como Corporación nacida del mismo
seno de la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos, la Hermandad ha
manifestado desde su fundación su marcado carácter salesiano.
El impulso apostólico, el
servicio a las personas, la sencillez de las celebraciones, el deseo de estar
presente entre los jóvenes y las familias humildes, el trabajo, la iniciativa y
la profunda devoción mariana son aspectos de la espiritualidad salesiana que
han calado hondamente en la cofradía.
La presencia constante en las
actividades de la Familia Salesiana y la permanente asistencia a los encuentros
inspectoriales de hermandades salesianas han sido reflejo de esta profunda
vinculación carismática.
Don Bosco dedicó su vida a atender a los jóvenes, especialmente a los más pobres, que vivían en la calle y que eran explotados en trabajos donde su vida corría peligro. Él les ofreció un ambiente donde podían educarse y sentirse seguros, como si fuese una gran familia. Este es el carisma de la Familia Salesiana. Si vemos en el diccionario que significa carisma, encontramos esta definición:
“Don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad; capacidad especial de algunas personas para atraer o fascinar“.
Entonces, ¿cúal es el carisma salesiano?
San Juan Bosco basó toda su obra en dos grandes pilares: La Eucaristía y María Auxiliadora; y fue a ellos a quienes pidió que les ayudasen para poder luchar por sus “chicos”, como él les llamaba. Con sus acciones y su ejemplo, fue mostrando su carisma, mismo que plasmó en la Congregación que fundaría años más tarde y que, hoy en día, sigue trabajando en todo el mundo por la juventud.
El Carisma Salesiano se basa en la propuesta de santidad como una alegría profunda en lo cotidiano, es decir que, sin importar lo que hagamos, hay que hacerlo con alegría; aún los momentos difíciles debemos estar alegres porque somos amados por Dios y Él está siempre con nosotros. Don Bosco repetía constantemente: “Para nosotros la santidad consiste en estar siempre alegres“.
Además de ello, otra de las características del Carisma Salesiano es la cordialidad y el ambiente familiar en que se desarrolla su labor basada en el Sistema Preventivo, apoyado en la razón, la religión y la amabilidad. Con ello busca dar confianza a los jóvenes para que disipen sus miedos y abran sus corazones para poder sembrar valores en ellos. Crear un espacio en donde se pueda convivir en total libertad, seguridad y alegría.
Todo esto lo podemos ver reflejado en los Salesianos que hoy en día siguen luchando incansablemente por la salvación de las almas (Da mihi animas coetera tolle) alrededor del mundo y que, confiando en María Auxiliadora ponen cada día en práctica el ejemplo de Don Bosco.
“El carisma salesiano es la peculiar forma de vida de los Salesianos, fruto de la consagración al Señor por medio de la profesión religiosa y que se expresa a través de la misión a favor de los jóvenes, especialmente los más pobres, abandonados y en situación de riesgo psico-social, realizada por las comunidades con una pedagogía y espiritualidad propias, la del Sistema Preventivo.
En su calidad de «carisma» es un don del Espíritu y, como tal, está al servicio de la Iglesia, de su vida y de su misión. Este carisma se puede vivir por consagrados y laicos, sacerdotes y laicos, adultos y jóvenes, pero queda caracterizado siempre por su inspiración en Don Bosco, en sus grandes convicciones (los jóvenes, la educación, el sistema preventivo), por la pasión del «Da mihi animas», que era el programa de Don Bosco, por la devoción a María Auxiliadora.” (Don Pascual Chávez- Ex Rector Mayor de los Salesianos)
El Carisma Salesiano es la vivencia espiritual del sentir de Don Bosco y del don de Dios para la Iglesia desde la conexión que brinda el tener un mismo corazón y una misma alma para vivir en fraternidad la misión en favor de todos los destinatarios del mensaje Evangelizador en el lenguaje de amor y acogida instituido por Don Bosco.