ORACIÓN PARA SALVAR 1,000 ALMAS DEL PURGATORIO
DICTADA A SANTA GERTRUDIS
El
Señor le dijo a Santa Gertrudis que cada vez que ella rezara esta oración
podría librar 1,000 almas del purgatorio:
"Padre
eterno, yo te ofrezco la preciosísima Sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión
con las misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas
ánimas del purgatorio.
Por
todos los pecadores del mundo. Por los pecadores en la Iglesia universal, por
aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amén."
ORACIONES POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Dios misericordioso, que nos perdonas y quieres la salvación de todos los hombres, imploramos tu clemencia para que, por la intercesión de María Santísima y de todos los santos, concedas a las almas de nuestros padres, hermanos, parientes, amigos y bienhechores, que han salido de este mundo, la gracia de llegar a la reunión de la eterna felicidad.
Santísima Virgen María, Reina del Purgatorio; vengo a depositar en tu Corazón Inmaculado una oración en favor de las almas benditas que sufren en el lugar de expiación. Dígnate escucharla, clementísima Señora, si es ésta tu voluntad y la de tu misericordioso Hijo.
Amén.
María, Reina del Purgatorio, te ruego por aquellas almas por las cuales tengo o pueda tener alguna obligación, sea de caridad o de justicia.
Dios te salve María...
Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
María, Reina del Purgatorio: te ruego por las almas más abandonadas y olvidadas y a las cuales nadie recuerda; Tú, Madre, que te acuerdas de ellas, aplícales los méritos de la Pasión de Jesús, tus méritos y los de los santos, y alcancen así el eterno descanso.
Dios te salve María...
Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
María, Reina del Purgatorio: te ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel lugar de sufrimientos, para que, cuanto antes, vayan a cantar en tu compañía las eternas misericordias del Señor.
Dios te salve María...
Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
María, Reina del Purgatorio: te ruego de una manera especial por aquellas almas que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la divina Justicia. Ten compasión de ellas, ya que no pueden merecer sino sólo padecer; abrevia sus penas y derrama sobre estas almas el bálsamo de tu consuelo.
Dios te salve María...
Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
María, Reina del Purgatorio: te ruego de modo especial por aquellas almas que más padecen. Es verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no podemos imaginarlas siquiera. Intercede, Madre nuestra, por ellas, y Dios escuchará tu oración.
Dios te salve María...
Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
Virgen Santísima, te pido que, así como me acuerdo de las benditas ánimas del Purgatorio, se acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados. En ti, Madre mía, pongo toda mi confianza de hijo, y sé que no he de quedar defraudado.
Amén.
ORACIÓN PROPIA DE LA NOVENA
Padre misericordioso, en unión con la Iglesia Triunfante en el cielo, te suplico tengas piedad de las almas del Purgatorio. Recuerda tu eterno amor por ellas y muéstrales los infinitos méritos de tu amado Hijo. Dígnate librarles de penas y dolores para que pronto gocen de paz y felicidad. Dios, Padre celestial, te doy gracias por el don de perseverancia que has concedido a las almas de los fieles difuntos.
Amable Salvador, Jesucristo. Eres el Rey de reyes en el país de la dicha. Te pido que por tu misericordia oigas mi oración y liberes las almas del Purgatorio, en particular, N... Llévalas de la prisión de las tinieblas a la luz y libertad de los hijos de Dios en el Reino de tu gloria. Amable Salvador, te doy gracias por haber redimido las pobres almas con tu preciosísima Sangre, salvándolas de la muerte eterna.
Dios Espíritu Santo, enciende en mí el fuego de tu divino amor. Aviva mi fe y confianza, acepta benignamente las oraciones que te ofrezco por las almas que sufren en el Purgatorio. Quiero aplicar los méritos de esta devoción en favor de toda la Iglesia Sufriente y en especial por mis difuntos padres, hermanos, hermanas, bienhechores, parientes y amigos. Atiende mi plegaria para que podamos reunirnos en el Reino de tu gloria.
Dios Espíritu Santo, te doy gracias por todos los beneficios con que has santificado, fortalecido y aliviado a estas benditas almas y en especial por consolarlas en los actuales sufrimientos con la certeza de la felicidad eterna. Que pronto se unan contigo y oigan aquellas benditas palabras que las llaman al hogar del Cielo: "¡Vengan, los Bendecidos por mi Padre! Tomen posesión del Reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo" (Mt 25, 34).
PADRE NUESTRO POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
A Santa Matilde
habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un
Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santo Sacrificio, la
Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud
de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
Padre Nuestro que estás en los cielos
Os ruego, ¡oh
tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y
rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y
misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseabais habitar.
Para suplir sus
faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en
la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas
pobres almas.
(Recítese diez
veces la invocación "Jesús mío, misericordia", y se ganarán cada vez cien
días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
Santificado sea tu Nombre
¡Perdonad, tierno Padre!,
os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado
dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo
con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como
satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo
Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros
durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
¡JESUS MIO,
MISERICORDIA!
Venga a nos el tu Reino
Os ruego, ¡oh eterno
Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no
haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra
gloria... Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los
niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban Para expiar su
indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que Él
ha tenido por la nuestra aún en el altar.
¡JESUS MIO,
MISERICORDIA!
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
Os suplico ¡oh
Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces
su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta
vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a
las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo
Corazón de Jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que
presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino
Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
¡JESUS MIO,
MISERICORDIA!
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
Os ruego, ¡oh Padre
tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido
el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece;
el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones
que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de
vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros
el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
¡JESUS MIO,
MISERICORDIA!
Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores.
Os ruego, ¡oh
Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en
los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor,
alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la
oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus
enemigos.
¡JESUS MIO,
MISERICORDIA!
No nos dejes caer en tentación
Os suplico, ¡oh
tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza
que opusieron para rechazar la tentación de sensualidad, reprimir la curiosidad
de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta
multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus
mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
¡JESUS MIO,
MISERICORDIA!
Más líbranos del mal
Sí, Dios mío,
libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables,
ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
Y Vos, ¡oh
Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened
piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta
Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra
naturaleza les hizo cometer.
¡JESUS MIO,
MISERICORDIA!
ORACIÓN PARA SALVAR MIL ALMAS DEL PURGATORIO
Padre eterno, yo te
ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas
celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas ánimas del
purgatorio por todos los pecadores del mundo.
Por los pecadores
en la iglesia universal, por aquellos en mi propia casa y dentro de mi familia.
Amen.
Nuestro Señor le
dijo a Santa Gertrudis la Grande, que esta oración puede librar mil almas del
purgatorio cada vez que se rece.
ORACIÓN POR LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO
Dios
misericordioso, que nos perdonas y quieres la salvación de todos los hombres,
imploramos tu clemencia para que, por la intercesión de María Santísima y de
todos los santos, concedas a las almas de nuestros padres, hermanos, parientes,
amigos y bienhechores, que han salido de este mundo, la gracia de llegar a la
reunión de la eterna felicidad.
Santísima Virgen
María, Reina del Purgatorio; vengo a depositar en tu Corazón Inmaculado una
oración en favor de las almas benditas que sufren en el lugar de expiación.
Dígnate escucharla, clementísima Señora, si es ésta tu voluntad y la de tu
misericordioso Hijo.
Amén.
María, Reina del
Purgatorio, te ruego por aquellas almas por las cuales tengo o pueda tener
alguna obligación, sea de caridad o de justicia.
Dios te salve
María...
Dales, Señor, el
descanso eterno.
Y luzca para ellas
la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
María, Reina del
Purgatorio: te ruego por las almas más abandonadas y olvidadas y a las cuales
nadie recuerda; tú, Madre, que te acuerdas de ellas, aplícales los méritos de
la Pasión de Jesús, tus méritos y los de los santos, y alcancen así el eterno
descanso.
Dios te salve
María...
Dales, Señor, el
descanso eterno.
Y luzca para ellas
la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
María, Reina del
Purgatorio: te ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel
lugar de sufrimientos, para que cuanto antes vayan a cantar en tu compañía las
eternas misericordias del Señor.
Dios te salve
María...
Dales, Señor, el
descanso eterno.
Y luzca para ellas
la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
María, Reina del
Purgatorio: te ruego de una manera especial por aquellas almas que han de estar
más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la divina Justicia. Ten compasión de
ellas, ya que no pueden merecer sino sólo padecer; abrevia sus penas y derrama
sobre estas almas el bálsamo de tu consuelo.
Dios te salve
María...
Dales, Señor, el
descanso eterno.
Y luzca para ellas
la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
María, Reina del
Purgatorio: te ruego de modo especial por aquellas almas que más padecen. Es
verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no
podemos imaginarlas siquiera. Intercede Madre nuestra por ellas, y Dios
escuchará tu oración.
Dios te salve
María...
Dales, Señor, el
descanso eterno.
Y luzca para ellas
la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.
Virgen Santísima,
te pido que, así como me acuerdo de las benditas ánimas del Purgatorio, se
acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados. En Ti,
Madre mía, pongo toda mi confianza de hijo, y sé que no he de quedar defraudado.
Amén.
DE PROFUNDIS
Salmo CXXIX de David
Desde el profundo abismo de mis penas a Ti clamo, Señor, de noche y día;oye, mi Dios, los incesantes ruegos de un corazón contrito que se humilla.
Estén gratos y atentos tus oídos a mi voz lamentable y dolorida:a Ti mis ayes y gemidos lleguen pues a escucharlos tu piedad se inclina.
¿Si siempre airado tus divinos ojos sobre las culpas de los hombres fijas,quién estará confiado en tu presencia,confundiéndonos sólo ante tu vista?
Más la eterna palabra de tu seno que aplaque espero tus terribles iras;porque son inefables tus promesas y con tus gracias pecador invitas.
Así aunque mi alma acongojada gime contemplando el rigor de tu justicia,por tu palabra la indulgencia espera,de que la hacen culpas tan indigna.
¡Oh pueblo electo! De mañana y noche,en todos tus peligros y fatigas,acógete al Señor con la confianzaque en su ley soberana nos intima.
Porque es inagotable su clemencia;se muestra con los flacos compasiva;de todas sus miserias los redime,y siempre que le claman los auxilia.
Este Dios abrevie el tiempo en que logre Israel su eterna dicha cuando de tus pecados la liberte,que con tanto rigor la tiranizan.
ORACIÓN A SAN NICOLÁS DE TOLENTINO
¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a mi, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas. Amén.
ROSARIO DE LOS DIFUNTOS
En lugar del Padre Nuestro se dirá la siguiente oración:
“Piadosísimo Jesús mío, mira con benignos ojos las almas de los fieles difuntos por las cuales has muerto y recibido tormento de cruz. Amén.”
Se repite después de cada Padre Nuestro:
“Abrid, Señor, nuestros labios; alentad nuestros corazones y limpiadlos de vanos, impuros e impertinentes pensamientos; ilustrad nuestro entendimiento, inflamad nuestra voluntad, para que, con todo nuestro corazón, meditemos los pasos de vuestra Sagrada Pasión y muerte, con los acerbísimos dolores de vuestra Madre Santísima, y merezcamos sor oídos ante el acatamiento de vuestra Divina Majestad, que vivís y reináis en todos los siglos. Amén.”
En cada decena se repite lo siguiente:
1. Jesús mío, por aquel sudor copioso de sangre que sudaste en el huerto, ten misericordia de las almas del Purgatorio (o del alma de N.)
2. Jesús mío, por la bofetada que recibió tu rostro venerable, ten misericordia de las almas del Purgatorio...
3. Jesús mío, por los crueles azotes que sufriste, ten misericordia de las almas del Purgatorio...
4. Jesús mío, por la corona de agudas espinas que traspasaron tu santísima cabeza, ten misericordia de las almas del Purgatorio...
5. Jesús mío, por los pasos que diste en la calle de la Amargura con la cruz a cuestas, ten misericordia de las almas del Purgatorio…
6. Jesús mío, por tu santísimo rostro lleno de sangre, que dejaste impreso en el velo de la Verónica, ten misericordia de las almas del Purgatorio...
7. Jesús mío, por la vestidura sangrienta que con violencia te desnudaron los sayones, ten misericordia de las almas del Purgatorio...
8. Jesús mío, por tu santísimo Cuerpo clavado en la cruz, ten misericordia de las almas del Purgatorio...
9. Jesús mío, por tus santísimos pies y manos clavados con duros clavos, ten misericordia de las almas del Purgatorio...
10. Jesús mío, por tu costado abierto al borde de una lanzada, de donde manó sangre y agua, ten misericordia de las almas del Purgatorio…