DON BOSCO - ANÉCDOTAS Y ENSEÑANZAS
UN PEDACITO DE CIELO
LO ARREGLA TODO
Un día fue a visitar al Padre Cottolengo el Padre Juan
Bosco.
- Padre Cottolengo - dijo el joven Bosco -
vengo a pedirle un consejo: ¿qué remedio debo recomendar a las personas que
vienen a contar que están aburridas de la vida, desesperadas y llenas de mal
genio por la pobreza, por las enfermedades o por el mal trato que les dan los
demás?
- ;Mira, Bosco - respondió Cottolengo. El mal
de aburrimiento y de la desesperación es el mal moderno más común de todos.
Para combatirlo, nos ha mandado Dios un gran remedio siempre antiguo y siempre
nuevo: pensar en el cielo que nos espera. No olvides nunca que: un pedacito de
cielo lo arregla todo.
Se fue Don Bosco a practicar el consejo recibido de tan
popular apóstol, y pronto empezó a notar los maravillosos resultados. Llegaban
a su despacho individuos malhumorados, que no saludaban a ninguno de los que
estaban en la sala esperando turno para ser atendidos; personas consumidas por
la tristeza y carcomidas por la angustia. El Padre Bosco, recordando que un
pedacito de cielo lo arregla todo, les hablaba de cómo hay que vivir como
resucitados, con la alegría del cielo que nos espera, de esa alegría que
gozaremos en plenitud dentro de poco tiempo…
Aquellas personas cambiaban de semblante. Parecían renacer
de nuevo…
OBEDECE Y TE BASTA
- ¿Por qué haces esto? ¿Quieres morirte de
frío?
- No. No moriré de
frío. Jesús, en la cueva de Belén y en la cruz, estaba menos cubierto que yo.
Desde entonces le prohibió formalmente hacer ninguna
penitencia sin su permiso.
Domingo quedó triste. Don Bosco le insistió:
- La penitencia que
el Señor quiere de ti es la obediencia. Obedece y te basta.
- ¿De verdad que no me permite ninguna
penitencia?
- Sí. Te permito la penitencia de soportar
con paciencia los insultos con que te ofendan, aceptar con resignación el
calor, el frío, el viento, la lluvia, el cansancio y todas las incomodidades de
la salud que Dios te mande.
- Pero esto se sufre por necesidad.
- Lo que tengas que
sufrir por necesidad, ofrécelo a Dios y se convertirá en virtud y mérito.
EL SACRIFICIO DE LA MISA
Mamá Margarita, la madre de Don Bosco, mientras su hijo se
preparaba para ser ordenado sacerdote, le decía:
- ;Acuérdate
Juanito que empezar a decir Misa es empezar a sufrir.
ÉXITO SIN CASTIGOS
Don Bosco tenía mucho éxito con los jóvenes y ejercía en
ellos una gran influencia.
¿A qué se debe? Él mismo cuenta:
- No recuerdo haber
empleado nunca un castigo propiamente dicho. Por la gracia de Dios, siempre he
podido conseguir que los niños observen no sólo las reglas, sino aún mis
menores deseos.
Un domingo por la mañana, un acróbata ambulante dio una
función pública y los niños no acudieron a la iglesia. Don Bosco desafió al
acróbata en su propio terreno, obtuvo el triunfo, y se dirigió victoriosamente
con los chicos a la misa.
Los jóvenes decían:
- Ese es el Padre
que está siempre alegre, el Padre de los cuentos lindos.
SABÍAS QUE ...
·
En el año
1880, se celebró en Turín, la
EXPOSICION UNIVERSAL. El oratorio
de valdocco participó en la
exposición presentando un PABELLÓN, totalmente dedicado a la
imprenta. Según las crónicas de la
época, fue uno de los
pabellones más visitados
por el público en
general y por personalidades, de
alto rango. Tal es
así que un sencillo sacerdote
llamado AQUILES RATTI,
visito el pabellón
del Oratorio, pero lo que a lo
mejor no sabías es que
ese sacerdote con el paso del tiempo
se llamaría EL
PAPA PIO XI.
· ¿Sabías
que a Don Bosco no lo enterraron en Turín, como hubiera sido lo normal, sino que lo enterraron en el colegio salesiano de VALSALICE?
· Sabías que los primeros
jóvenes que fundaron la congregación salesiana juntamente con Don Bosco, tenían edades
comprendidas entre los 17 años y
los 26?
Don Bosco en esa fecha
tenía 39 años.
· Sabias
que una de las primeras enfermedades de Don Bosco, exactamente la
del año 1845, era enfermedad
de pulmón y
que era heredada
de la familia de su Madre
Margarita?.
· Has oído alguna vez , que la frase que
Don Bosco dijo “ Grandes funerales
en la corte?, se refería a la
muerte de la reina madre de Víctor Manuel, rey
de Italia y la de su esposa la reina
Adelaida?
· Los
valdenses son protestantes que
quisieron atentar varias
veces contra la vida de Don Bosco, pero sabías
que siempre salió ileso
porque lo defendía
un perro llamado
EL GRIS?.
. Sabías que cuando Don Bosco
comenzó a trabajar con los jóvenes, en Turín había
7000 jóvenes menores de 10 años
que trabajaban de sol a sol , como albañiles, carpinteros,
limpiachimeneas y que
eran los esclavos de la
incipiente era industrial y explotados
por dueños sin
corazón?
· Sabías
que Don Bosco padeció muchas
enfermedades a lo largo de su
vida? Padecía de los ojos
desde los años 1846, de los pulmones, cuando escupe sangre, hinchazón en los pies y en los
tobillos, palpitaciones de corazón dolor
agudo de cabeza y dolor
profundo en el sacro , que le
impide a veces estar sentado
o de pie. Un médico de Marsella,
lo vió y dijo de
él: ” a los 65 años su cuerpo es
un paño imposible de remendar”.
· Sabias
que desde el año 1875
hasta el año de su muerte
Don Bosco mandó 10 expediciones
misioneras y 150
salesianos como misioneros?
· Has oído hablar alguna vez de la Compañía de San Luis, de la Compañía de la Inmaculada
y de la Compañía de San José?
Pues eran los nombres de los
grupos de fe que Don Bosco
fundó y que
son parecidos a nuestro grupos
actuales.
· Conoces
el hecho de que Don Bosco estuvo
en Barcelona en la Iglesia de la
Merced, patrona de la ciudad
y allí un
grupo de señores de la ciudad le regalaron
el monte del Tibidabo , para que construyera un templo en honor del Corazón de Jesús?
· Sabias
que Don Bosco es coetáneo del Concilio Vaticano I, y que en
el sueño de Don Bosco de las dos
columnas , se refería a
los sufrimientos y penalidades del Papa Pio IX, en la
toma de la ciudad de Roma y por
lo que se dispersaron los Obispos, sin terminar el Concilio?
LA CONFESIÓN
Don
Bosco fue un apóstol de la confesión y leía las conciencias por un don especial
que Dios le dio:
“Confesaba
en las iglesias, confesaba en las casas, y confesaba en todas partes.
Había
obtenido del Papa Pío IX autorización para confesar quocumque Ecclesiae loco,
es decir, en todas partes. ¿Quién puede contar el número de almas restituidas a
la gracia de Dios por su celo sacerdotal? En el tren, en carruaje, en el campo,
detrás de un arenal o de un cercado y aun en la ciudad, cuando el caso lo
requería, confesaba. Ocurría a veces que alguna persona le rogaba que entrase
en la iglesia más cercana para oírla en confesión, y entonces el confesionario
inmediatamente se veía cercado de penitentes.
Desde
1842, esto es, desde el año en que recibió facultad para confesar, se había
formado este propósito: Cuando sea llamado para oír las confesiones de los
fieles, si hay prisa, interrumpiré el rezo y aún haré más breve la preparación
y la acción de gracias de la misa, a fin de prestarme a ejercitar este sagrado
ministerio. Y como se lo propuso, así lo cumplió”
REFIERE
DON FRANCISCO CERRUTI HABER OÍDO DE DON BOSCO MISMO EL HECHO SIGUIENTE
“Un
día fue a buscarme una señora y me rogó con grande empeño que fuese a visitar
a cierto enfermo próximo a morirse. Tratábase de una persona muy importante en
la masonería, que se había negado a recibir a cuantos sacerdotes intentaron
confesarlo, y sólo a duras penas consintió en que llamaran a Don Bosco. Yo fui
allá; pero apenas entré en la habitación y cerré la puerta me dijo reuniendo
todas las fuerzas que le quedaban:
¿Viene
usted como amigo o como sacerdote? ¡Ay de usted si llega a nombrarme siquiera
la palabra confesión!
Y
mostró dos revólveres que tenía, uno en cada lado de la cama. Me los apuntó al
pecho y continuó: Recuerde bien que en el momento en que me hable de confesión
uno de estos revólveres lo dispararé contra usted y el otro contra mí; sólo me
quedan pocos días de vida.
Le respondí que estuviese tranquilo y que no le hablaría de confesión sin su permiso. Le pregunté sobre su enfermedad y el parecer de los médicos. Después desvié la conversación sobre puntos de Historia y me detuve en contarle la muerte de Voltaire.
Acabada la narración, añadí:
Tocante
al fin de Voltaire creen algunos que se ha condenado; no lo digo yo, o al menos
no me atrevo a asegurarlo, porque sé que la misericordia de Dios es infinita.
¿Cómo?
¿Hay todavía esperanza para Voltaire? Entonces tenga la bondad de confesarme.
Me
acerqué a él, lo preparé y lo confesé. Cuando le di la absolución prorrumpió en
copioso llanto, exclamando que jamás había gozado de tanta paz en su vida como
en aquel momento. Hizo todas las retractaciones que se le pidieron. Al día
siguiente, recibió el santo viático, pero antes llamó a su habitación a todos
los de la casa y públicamente pidió perdón del escándalo que les había dado.
Después del viático mejoró bastante, vivió todavía dos o tres meses, que empleó
en rezar y pedir con frecuencia perdón por sus escándalos y en recibir varias
veces con gran edificación a Jesús sacramentado.
Debes
saber (acabó diciendo Don Bosco) que aquel señor era de un grado muy elevado en
la masonería. Demos gracias por todo al Señor”
Este
es su sueño mas famoso
Sus tres grandes amores son Jesús Sacramentado, María Auxiliadora y el Sumo Pontífice, quienes fueron protagonistas en uno de sus más famosos sueños proféticos:
Don
Bosco vio que una gran barca (la Iglesia) navegaba en un mar tempestuoso
piloteada por el Romano Pontífice, y a su alrededor muchísimas navecillas
pequeñas (los cristianos). De pronto aparecieron un sinnúmero de naves enemigas
armadas de cañones (el ateísmo, la corrupción, la incredulidad, el secularismo,
etc., etc.) y empezó una tremenda batalla.
A
los cañones enemigos se unen las olas violentas y el viento tempestuoso. Las
naves enemigas cercan y rodean completamente a la Nave Grande de la Iglesia y a
todas las navecillas pequeñas de los cristianos. Y cuando ya el ataque es tan
pavoroso que todo parece perdido, emergen desde el fondo del mar dos inmensas y
poderosas columnas (o pilares). Sobre la primera columna está la Sagrada
Eucaristía, y sobre la otra la imagen de la Virgen Santísima.
La
nave del Papa y las navecillas de los cristianos se acercan a los dos pilares y
asegurándose de ellos ya no tienen peligro de hundirse. Luego, desde las dos
columnas sale un viento fortísimo que aleja o hunde a las naves enemigas, y en
cambio a las naves amigas les arregla todos sus daños.
Todo
el ejército enemigo se retira derrotado, y los cristianos con el Santo Padre a
la cabeza entonan un Himno de Acción de Gracias a Jesús Sacramentado y a María
Auxiliadora. El sueño es detallado e incluye a varios papas...
«La
Iglesia deberá pasar tiempos críticos y sufrir graves daños, pero al fin el
Cielo mismo intervendrá para salvarla. Después vendrá la paz y habrá en la
Iglesia un nuevo y vigoroso florecimiento».
Estimamos
que la visión de los pilares es muy actual. Corresponde a la visión del S.S.
Juan Pablo II para la Iglesia. Nosotros debemos estar en sintonía
espiritual con el Papa y cooperar con el de todo corazón para que la barca, la
Iglesia, avance hacia los pilares.
En una ocasión, antes de empezar la celebración de la Eucaristía, Don Bosco, vio que el sacristán retiraba a empujones de la sacristía a un joven de no muy buen aspecto. Don Bosco intercedió por él para que no lo echara. Terminada la celebración, Don Bosco se le acercó y le preguntó su nombre, él le respondió: “Bartolomé Garelli” , supo que el muchacho no había recibido la primera comunión, que era pobre, no tenía padres y no sabía nada del catecismo, al preguntarle si quería aprenderlo, el muchacho respondió que no porque era ya grande y se burlarían, Don Bosco, interesado siempre en hacer sentir a sus jóvenes amados le pregunta “y sabes silbar?” con ese pequeño gesto, se ganó su confianza y empezó a enseñar a partir de ese día a Bartolomé, al domingo siguiente, el joven llegó con 20 muchachos más.
OBEDECE Y TE BASTA
Uno de los jóvenes que estudió con Don Bosco fue Santo Domingo Savio. Este niño gustaba de hacer sacrificios al Señor por el bien de las almas y aunque Don Bosco le decía que no hacía falta que martirizara su cuerpo pasando necesidades, lo descubrió en algún momento durmiendo en pleno invierno cubierto solamente con una colcha a lo que Don Bosco le preguntó si quería morir de frio pero Domingo le dijo que eso no pasaría, que en el granero de Belén el niño Jesús había estado abrigado con menos. Don Bosco le prohibió hacer esta clase de penitencias sin contar con su aprobación, a lo que Domingo quedó muy triste.
Don Bosco le enseñó que la penitencia que él debía seguir era la de sufrir con paciencia las incomodidades: frio, calor, insultos, cansancios, etc, pues lo que se sufre por necesidad, si se ofrece a Dios se convierte en mérito y en virtud.
En 1880 el Oratorio de Don Bosco de Valdocco, participó en una Exposición, presentando un pabellón que en su totalidad se destinó para la imprenta. Dicho pabellón tuvo gran acogida y entre las diversas personalidades importantes que lo visitaron, estuvo también un sacerdote llamado Aquiles Ratti, quién más adelante sería el Papa Pio XI.
La vida de Don Bosco giraba primeramente en torno a Dios y a la Santísima Virgen. Él supo vivir lo que era gastarse y desgastarse por amor al Señor, razón por la que a lo largo de su vida padeció enfermedades debido al exceso de trabajo y poco descanso. Estuvo enfermo de los pulmones, de los ojos, sus tobillos se inflamaban con frecuencia, sufría fuertes dolores de cabeza y palpitaciones en su corazón y a veces el fuerte dolor en el sacro le molestaba mucho para estar sentado o de pie. En Marsella, el médico que a veces lo trataba decía que, a sus 65 años, Don Bosco tenía el cuerpo como un paño difícil de remendar. Más esto nunca fue obstáculo para cumplir comprometidamente su labor evangelizadora y entre muchos ejemplos, citamos que desde 1875 hasta el año de su muerte, en 1888, Don Bosco logró enviar 10 expediciones misioneras con unos 150 salesianos.
Don Bosco siempre fue un hombre de fe sólida, sus amores más grandes eran Jesús Eucaristía, la Santísima Virgen y el Papa. Llevó a cabo importantes obras como colegios e iglesias y se preocupó por difundir las buenas lecturas, empezando pos sus hojas de “Recuerdos para los católicos”, luego el folleto “Avisos a los católicos” y su acogida fue tal que llegó a producir más de 200.000 ejemplares. Luego publicó libros a los que llamó “Lecturas católicas”. Todo esto lo llevó a ser muy perseguido por enemigos de su fe pero en los peores momentos, aparecía inexplicablemente de la nada un perro gris que lo defendía y que incluso, a veces, le impedía tomar ciertos caminos o salir de su casa, protegiéndolo.
Un hecho extraordinario de la vida del santo. (El Gris)
Un perro, no menos extraordinario, jugó un papel muy importante en la vida de San Juan Bosco. Muchos hechos misteriosos y extraños se dieron a lugar con este enigmatico canino que aparecía sigilosamente en medio de las dificultades o cuando al venerable santo le estaba por suceder algo terriblemente malo.
Se cuenta que una noche de otoño de 1853, Juan Bosco, iba por una calle de mala fama de Turín. De pronto apareció un perro que empezó a seguirlo. El sacerdote miró sorprendido a ese animal que nunca había visto. Se acercó a él y lo acarició. El perro se estuvo quieto un momento y después se alejó. A partir de entonces, cada vez que el sacerdote se encontraba solo por la noche en un sitio peligroso, lo acompañaría aquel perro llegado de ninguna parte que después desaparecería sin dejar rastros.. Don Bosco le puso el nombre de “Grigio”, es decir “Gris”.
En efecto, el animal era de ese color. De tamaño grande, tenía el hocico fino, orejas rectas, pelaje abundante y la cola totalmente levantada.
Acudía en el momento más oportuno
- En aquella época, las persecuciones contra Don Bosco venían de los valdenses, unos heréticos cuyo último bastión fue el Piamonte y que rechazaban el culto de los santos, el sacerdocio y la mayoría de los sacramentos. Una noche un hombre disparó contra Don Bosco Habiendo fallado se lanzó sobre su víctima. Pero "Gris" estaba allí; Saltó sobre aquel malvado y lo obligó a huir.
- En otra oportunidad Otra vez, Juan Bosco iba caminando, y unos cuantos pasos detrás se acercaban dos individuos. Sintiendo el peligro dio media vuelta, pero antes de que pudiera gritar se le echaron encima los y le cubrieron la cabeza con una bolsa. Apareciendo de la nada, "Gris" se puso a ladrar y tiró al suelo a uno de los hombres al que inmovilizó agarrándole la garganta con los colmillos, mientras el otro huía. Don Bosco le hizo comprender al perro que soltara al bribón que también huyó corriendo.
- Otra noche, al sacerdote lo atacó un malandrín armado con una estaca. Juan Bosco, que no conseguía escapar, le tuvo que dar una trompada muy fuerte. El malhechor lanzó un grito y de los matorrales cercanos empezaron a salir todos sus cómplices. El sacerdote se sintió perdido. Pero Gris apareció una vez más. Y se puso a dar vueltas alrededor de él, enseñando los colmillos:
- Por favor, gritó uno de los hombres, Llame a su perro, ¿no ve que va a morderme?
¿Y que quiere Ud. que haga?, dijo Don Bosco
- Perdónenos, Sr. Cura, somos unos pobres tipos; nos han dado mil francos....
¿Y por esa cantidad me habrían matado?
- Llame a su perro, por favor
Primero prométanme que me dejarán tranquilo a partir de ahora.
- Se lo juramos por la Virgen
"Gris", ven. ¡Bravo me has salvado la vida!.
¿Y que quiere Ud. que haga?, dijo Don Bosco
- Perdónenos, Sr. Cura, somos unos pobres tipos; nos han dado mil francos....
¿Y por esa cantidad me habrían matado?
- Llame a su perro, por favor
Primero prométanme que me dejarán tranquilo a partir de ahora.
- Se lo juramos por la Virgen
"Gris", ven. ¡Bravo me has salvado la vida!.
En una ocasión, el Gris se puso a gruñirle a Don Bosco.
Una noche, el cura quería salir y "Gris" se lo impidió. Durante media hora le cerró el paso obligándolo a quedarse en casa. Un cuarto de hora más tarde, llegó un vecino para advertirle, que había escuchado una conversación donde se había enterado de que le preparaban una emboscada... ¿Cómo pudo saberlo el perro?
Otra noche, el perro llegó al Patronato. Se acercó al Cura, puso el hocico en la mesa donde aquel estaba cenando y volvió a salir. Juan Bosco comprendió. Un amigo lo había traído más pronto de lo previsto. Inquieto porque no lo había visto regresar, Gris quiso asegurarse de que realmente estaba allí.
El perro, nunca le aceptó comida a Don Bosco, ni por supuesto ningún cobijo. En cuánto a los niños estos podían acariciarlo y hacerle cuantas travesuras se le ocurrieran; dejaba que le tiraran de los pelos o de las orejas. Cuando desaparecieron las persecuciones contra Don Bosco, el Gris dejó de presentarse.