martes, 29 de septiembre de 2015

Anécdotas y enseñanzas

DON BOSCO - ANÉCDOTAS Y ENSEÑANZAS

UN PEDACITO DE CIELO LO ARREGLA TODO


Un día fue a visitar al Padre Cottolengo el Padre Juan Bosco.

 -    Padre Cottolengo - dijo el joven Bosco - vengo a pedirle un consejo: ¿qué remedio debo recomendar a las personas que vienen a contar que están aburridas de la vida, desesperadas y llenas de mal genio por la pobreza, por las enfermedades o por el mal trato que les dan los demás?

 -    ;Mira, Bosco - respondió Cottolengo. El mal de aburrimiento y de la desesperación es el mal moderno más común de todos. Para combatirlo, nos ha mandado Dios un gran remedio siempre antiguo y siempre nuevo: pensar en el cielo que nos espera. No olvides nunca que: un pedacito de cielo lo arregla todo.

Se fue Don Bosco a practicar el consejo recibido de tan popular apóstol, y pronto empezó a notar los maravillosos resultados. Llegaban a su despacho individuos malhumorados, que no saludaban a ninguno de los que estaban en la sala esperando turno para ser atendidos; personas consumidas por la tristeza y carcomidas por la angustia. El Padre Bosco, recordando que un pedacito de cielo lo arregla todo, les hablaba de cómo hay que vivir como resucitados, con la alegría del cielo que nos espera, de esa alegría que gozaremos en plenitud dentro de poco tiempo…

Aquellas personas cambiaban de semblante. Parecían renacer de nuevo…


 OBEDECE Y TE BASTA



 No le fue fácil a Don Bosco hacer comprender la auténtica vivencia de la fe a Domingo. Pese a los consejos y prohibiciones claras, en una ocasión descubrió que Domingo dormía en pleno invierno sólo con la colcha. Le preguntó:

 -    ¿Por qué haces esto? ¿Quieres morirte de frío?

-    No. No moriré de frío. Jesús, en la cueva de Belén y en la cruz, estaba menos cubierto que yo.

Desde entonces le prohibió formalmente hacer ninguna penitencia sin su permiso.

Domingo quedó triste. Don Bosco le insistió:

-    La penitencia que el Señor quiere de ti es la obediencia. Obedece y te basta.

 -    ¿De verdad que no me permite ninguna penitencia?

 -    Sí. Te permito la penitencia de soportar con paciencia los insultos con que te ofendan, aceptar con resignación el calor, el frío, el viento, la lluvia, el cansancio y todas las incomodidades de la salud que Dios te mande.

 -    Pero esto se sufre por necesidad.

-    Lo que tengas que sufrir por necesidad, ofrécelo a Dios y se convertirá en virtud y mérito.


 EL SACRIFICIO DE LA MISA



Mamá Margarita, la madre de Don Bosco, mientras su hijo se preparaba para ser ordenado sacerdote, le decía:

-    ;Acuérdate Juanito que empezar a decir Misa es empezar a sufrir.


 ÉXITO SIN CASTIGOS

Don Bosco tenía mucho éxito con los jóvenes y ejercía en ellos una gran influencia.
¿A qué se debe? Él mismo cuenta:

-    No recuerdo haber empleado nunca un castigo propiamente dicho. Por la gracia de Dios, siempre he podido conseguir que los niños observen no sólo las reglas, sino aún mis menores deseos.

Un domingo por la mañana, un acróbata ambulante dio una función pública y los niños no acudieron a la iglesia. Don Bosco desafió al acróbata en su propio terreno, obtuvo el triunfo, y se dirigió victoriosamente con los chicos a la misa.

Los jóvenes decían:

-    Ese es el Padre que está siempre alegre, el Padre de los cuentos lindos.


SABÍAS QUE ...

 ·        En  el  año  1880, se celebró  en Turín, la EXPOSICION  UNIVERSAL.  El oratorio  de valdocco participó  en la exposición  presentando  un PABELLÓN, totalmente dedicado  a la  imprenta.  Según las crónicas  de la  época, fue  uno de los pabellones  más  visitados  por  el público     en  general  y por  personalidades,  de  alto  rango.  Tal es  así   que un sencillo  sacerdote  llamado AQUILES  RATTI, visito  el  pabellón  del Oratorio, pero  lo que a lo mejor  no sabías  es  que ese sacerdote  con el paso del  tiempo   se  llamaría  EL  PAPA PIO XI.

·        ¿Sabías  que  a Don Bosco  no lo enterraron en Turín, como hubiera sido  lo normal, sino  que lo enterraron en el colegio  salesiano de VALSALICE?

·        Sabías que los  primeros  jóvenes  que  fundaron la congregación  salesiana juntamente  con Don Bosco, tenían edades comprendidas  entre los 17  años  y los  26?  Don Bosco  en esa  fecha  tenía  39  años.

·       Sabias  que una de las primeras enfermedades de Don Bosco, exactamente la del  año 1845, era  enfermedad  de  pulmón  y  que  era  heredada  de la familia  de su Madre Margarita?.

·        Has oído  alguna vez , que la frase  que  Don Bosco   dijo “ Grandes  funerales  en la corte?, se refería   a la muerte  de  la reina madre de Víctor  Manuel, rey  de Italia   y  la de su esposa  la reina  Adelaida?

·        Los  valdenses  son protestantes   que  quisieron atentar  varias veces  contra  la vida de Don Bosco, pero  sabías   que  siempre salió  ileso  porque  lo  defendía  un    perro  llamado  EL GRIS?.

.         Sabías que cuando  Don Bosco  comenzó  a trabajar  con los jóvenes, en Turín  había  7000  jóvenes menores de 10  años  que trabajaban de sol a sol , como albañiles, carpinteros, limpiachimeneas  y  que  eran  los esclavos de la incipiente era industrial y explotados  por  dueños  sin   corazón?

·        Sabías   que Don Bosco  padeció  muchas  enfermedades  a lo largo de su vida?  Padecía  de los ojos  desde los años 1846, de los pulmones, cuando escupe  sangre, hinchazón en los pies y en los tobillos, palpitaciones  de corazón  dolor  agudo de cabeza  y  dolor  profundo  en el sacro , que le impide a veces  estar  sentado  o de pie.   Un médico de Marsella, lo vió    y  dijo de  él: ” a los 65 años   su  cuerpo es  un  paño imposible  de remendar”.

·        Sabias   que desde  el  año 1875  hasta  el año de  su muerte  Don Bosco  mandó 10 expediciones misioneras  y  150  salesianos  como misioneros?

·          Has oído  hablar alguna vez  de la Compañía de San Luis,  de la Compañía de  la Inmaculada  y de la Compañía de San José?  Pues  eran los nombres de los grupos  de fe  que Don Bosco  fundó  y  que  son parecidos  a nuestro  grupos  actuales.

·        Conoces  el hecho de que Don Bosco estuvo  en Barcelona  en la Iglesia de la Merced, patrona de  la  ciudad   y  allí  un  grupo de   señores de la ciudad le  regalaron  el monte del Tibidabo , para que construyera un templo  en honor del Corazón de Jesús?


·           Sabias  que Don Bosco es coetáneo del Concilio Vaticano I, y  que  en el sueño de Don Bosco  de las dos columnas , se  refería   a   los sufrimientos  y penalidades  del Papa Pio IX,  en la  toma de la ciudad de Roma  y por lo que  se  dispersaron los Obispos, sin terminar  el Concilio?


LA CONFESIÓN

Don Bosco fue un apóstol de la confesión y leía las conciencias por un don especial que Dios le dio:

“Confesaba en las iglesias, confesaba en las casas, y confesaba en todas partes.
Había obtenido del Papa Pío IX autorización para confesar quocumque Ecclesiae loco, es decir, en todas partes. ¿Quién puede contar el número de almas restituidas a la gracia de Dios por su celo sacerdotal? En el tren, en carruaje, en el campo, detrás de un arenal o de un cercado y aun en la ciudad, cuando el caso lo requería, confesaba. Ocurría a veces que alguna persona le rogaba que entrase en la iglesia más cercana para oírla en confesión, y entonces el confesionario inmediatamente se veía cercado de penitentes.
Desde 1842, esto es, desde el año en que recibió facultad para confesar, se había formado este propósito: Cuando sea llamado para oír las confesiones de los fieles, si hay prisa, interrumpiré el rezo y aún haré más breve la preparación y la acción de gracias de la misa, a fin de prestarme a ejercitar este sagrado ministerio. Y como se lo propuso, así lo cumplió”

REFIERE DON FRANCISCO CERRUTI HABER OÍDO DE DON BOSCO MISMO EL HECHO SIGUIENTE

“Un día fue a buscarme una señora y me rogó con grande empeño que fuese a visitar a cierto enfermo próximo a morirse. Tratábase de una persona muy importante en la masonería, que se había negado a recibir a cuantos sacerdotes intentaron confesarlo, y sólo a duras penas consintió en que llamaran a Don Bosco. Yo fui allá; pero apenas entré en la habitación y cerré la puerta me dijo reuniendo todas las fuerzas que le quedaban:

¿Viene usted como amigo o como sacerdote? ¡Ay de usted si llega a nombrarme siquiera la palabra confesión!
Y mostró dos revólveres que tenía, uno en cada lado de la cama. Me los apuntó al pecho y continuó: Recuerde bien que en el momento en que me hable de confesión uno de estos revólveres lo dispararé contra usted y el otro contra mí; sólo me quedan pocos días de vida.

Le respondí que estuviese tranquilo y que no le hablaría de confesión sin su permiso. Le pregunté sobre su enfermedad y el parecer de los médicos. Después desvié la conversación sobre puntos de Historia y me detuve en contarle la muerte de Voltaire.

Acabada la narración, añadí:

Tocante al fin de Voltaire creen algunos que se ha condenado; no lo digo yo, o al menos no me atrevo a asegurarlo, porque sé que la misericordia de Dios es infinita.
¿Cómo? ¿Hay todavía esperanza para Voltaire? Entonces tenga la bondad de confesarme.

Me acerqué a él, lo preparé y lo confesé. Cuando le di la absolución prorrumpió en copioso llanto, exclamando que jamás había gozado de tanta paz en su vida como en aquel momento. Hizo todas las retractaciones que se le pidieron. Al día siguiente, recibió el santo viático, pero antes llamó a su habitación a todos los de la casa y públicamente pidió perdón del escándalo que les había dado. Después del viático mejoró bastante, vivió todavía dos o tres meses, que empleó en rezar y pedir con frecuencia perdón por sus escándalos y en recibir varias veces con gran edificación a Jesús sacramentado.
Debes saber (acabó diciendo Don Bosco) que aquel señor era de un grado muy elevado en la masonería. Demos gracias por todo al Señor”

LOS DOS PILARES DE NUESTRA FE 



Este es su sueño mas famoso

Sus tres grandes amores son Jesús Sacramentado, María Auxiliadora y el Sumo Pontífice, quienes fueron protagonistas en uno de sus más famosos sueños proféticos:

Don Bosco vio que una gran barca (la Iglesia) navegaba en un mar tempestuoso piloteada por el Romano Pontífice, y a su alrededor muchísimas navecillas pequeñas (los cristianos). De pronto aparecieron un sinnúmero de naves enemigas armadas de cañones (el ateísmo, la corrupción, la incredulidad, el secularismo, etc., etc.) y empezó una tremenda batalla.

A los cañones enemigos se unen las olas violentas y el viento tempestuoso. Las naves enemigas cercan y rodean completamente a la Nave Grande de la Iglesia y a todas las navecillas pequeñas de los cristianos. Y cuando ya el ataque es tan pavoroso que todo parece perdido, emergen desde el fondo del mar dos inmensas y poderosas columnas (o pilares). Sobre la primera columna está la Sagrada Eucaristía, y sobre la otra la imagen de la Virgen Santísima.
La nave del Papa y las navecillas de los cristianos se acercan a los dos pilares y asegurándose de ellos ya no tienen peligro de hundirse. Luego, desde las dos columnas sale un viento fortísimo que aleja o hunde a las naves enemigas, y en cambio a las naves amigas les arregla todos sus daños.
Todo el ejército enemigo se retira derrotado, y los cristianos con el Santo Padre a la cabeza entonan un Himno de Acción de Gracias a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora. El sueño es detallado e incluye a varios papas...
«La Iglesia deberá pasar tiempos críticos y sufrir graves daños, pero al fin el Cielo mismo intervendrá para salvarla. Después vendrá la paz y habrá en la Iglesia un nuevo y vigoroso florecimiento».


Estimamos que la visión de los pilares es muy actual. Corresponde a la visión del S.S. Juan Pablo II para la Iglesia.  Nosotros debemos estar en sintonía espiritual con el Papa y cooperar con el de todo corazón para que la barca, la Iglesia, avance hacia los pilares.

En una ocasión, antes de empezar la celebración de la Eucaristía, Don Bosco, vio que el sacristán retiraba a empujones de la sacristía a un joven de no muy buen aspecto. Don Bosco intercedió por él para que no lo echara. Terminada la celebración, Don Bosco se le acercó y le preguntó su nombre, él le respondió: “Bartolomé Garelli” , supo que el muchacho no había recibido la primera comunión, que era pobre, no tenía padres y no sabía nada del catecismo, al preguntarle si quería aprenderlo, el muchacho respondió que no porque era ya grande y se burlarían, Don Bosco, interesado siempre en hacer sentir a sus jóvenes amados le pregunta “y sabes silbar?” con ese pequeño gesto, se ganó su confianza y empezó a enseñar a partir de ese día a Bartolomé, al domingo siguiente, el joven llegó con 20 muchachos más.


OBEDECE Y TE BASTA



Uno de los jóvenes que estudió con Don Bosco fue Santo Domingo Savio. Este niño gustaba de hacer sacrificios al Señor por el bien de las almas y aunque Don Bosco le decía que no hacía falta que martirizara su cuerpo pasando necesidades, lo descubrió en algún momento durmiendo en pleno invierno cubierto solamente con una colcha a lo que Don Bosco le preguntó si quería morir de frio pero Domingo le dijo que eso no pasaría, que en el granero de Belén el niño Jesús había estado abrigado con menos. Don Bosco le prohibió hacer esta clase de penitencias sin contar con su aprobación, a lo que Domingo quedó muy triste.


Don Bosco le enseñó que la penitencia que él debía seguir era la de sufrir con paciencia las incomodidades: frio, calor, insultos, cansancios, etc, pues lo que se sufre por necesidad, si se ofrece a Dios se convierte en mérito y en virtud.










En 1880 el Oratorio de Don Bosco de Valdocco, participó en una Exposición, presentando un pabellón que en su totalidad se destinó para la imprenta. Dicho pabellón tuvo gran acogida y entre las diversas personalidades importantes que lo visitaron, estuvo también un sacerdote llamado Aquiles Ratti, quién más adelante sería el Papa Pio XI.




La vida de Don Bosco giraba primeramente en torno a Dios y a la Santísima Virgen. Él supo vivir lo que era gastarse y desgastarse por amor al Señor, razón por la que a lo largo de su vida padeció enfermedades debido al exceso de trabajo y poco descanso. Estuvo enfermo de los pulmones, de los ojos, sus tobillos se inflamaban con frecuencia, sufría fuertes dolores de cabeza y palpitaciones en su corazón y a veces el fuerte dolor en el sacro le molestaba mucho para estar sentado o de pie. En Marsella, el médico que a veces lo trataba decía que, a sus 65 años, Don Bosco tenía el cuerpo como un paño difícil de remendar. Más esto nunca fue obstáculo para cumplir comprometidamente su labor evangelizadora y entre muchos ejemplos, citamos que desde 1875 hasta el año de su muerte, en 1888, Don Bosco logró enviar 10 expediciones misioneras con unos 150 salesianos.

Don Bosco siempre fue un hombre de fe sólida, sus amores más grandes eran Jesús Eucaristía, la Santísima Virgen y el Papa. Llevó a cabo importantes obras como colegios e iglesias y se preocupó por difundir las buenas lecturas, empezando pos sus hojas de “Recuerdos para los católicos”, luego el folleto “Avisos a los católicos” y su acogida fue tal que llegó a producir más de 200.000 ejemplares. Luego publicó libros a los que llamó “Lecturas católicas”. Todo esto lo llevó a ser muy perseguido por enemigos de su fe pero en los peores momentos, aparecía inexplicablemente de la nada un perro gris que lo defendía y que incluso, a veces, le impedía tomar ciertos caminos o salir de su casa, protegiéndolo.


Un hecho extraordinario de la vida del santo. (El Gris)

Un perro, no menos extraordinario, jugó un papel muy importante en la vida de San Juan Bosco. Muchos hechos misteriosos y extraños se dieron a lugar con este enigmatico canino que aparecía sigilosamente en medio de las dificultades o cuando al venerable santo le estaba por suceder algo terriblemente malo.
Se cuenta que una noche de otoño de 1853, Juan Bosco, iba por una calle de mala fama de Turín. De pronto apareció un perro que empezó a seguirlo. El sacerdote miró sorprendido a ese animal que nunca había visto. Se acercó a él y lo acarició. El perro se estuvo quieto un momento y después se alejó. A partir de entonces, cada vez que el sacerdote se encontraba solo por la noche en un sitio peligroso, lo acompañaría aquel perro llegado de ninguna parte que después desaparecería sin dejar rastros.. Don Bosco le puso el nombre de “Grigio”, es decir “Gris”.
En efecto, el animal era de ese color. De tamaño grande, tenía el hocico fino, orejas rectas, pelaje abundante y la cola totalmente levantada.

Acudía en el momento más oportuno
  • En aquella época, las persecuciones contra Don Bosco venían de los valdenses, unos heréticos cuyo último bastión fue el Piamonte y que rechazaban el culto de los santos, el sacerdocio y la mayoría de los sacramentos. Una noche un hombre disparó contra Don Bosco Habiendo fallado se lanzó sobre su víctima. Pero "Gris" estaba allí; Saltó sobre aquel malvado y lo obligó a huir.
  • En otra oportunidad Otra vez, Juan Bosco iba caminando, y unos cuantos pasos detrás se acercaban dos individuos. Sintiendo el peligro dio media vuelta, pero antes de que pudiera gritar se le echaron encima los y le cubrieron la cabeza con una bolsa. Apareciendo de la nada, "Gris" se puso a ladrar y tiró al suelo a uno de los hombres al que inmovilizó agarrándole la garganta con los colmillos, mientras el otro huía. Don Bosco le hizo comprender al perro que soltara al bribón que también huyó corriendo.
  • Otra noche, al sacerdote lo atacó un malandrín armado con una estaca. Juan Bosco, que no conseguía escapar, le tuvo que dar una trompada muy fuerte. El malhechor lanzó un grito y de los matorrales cercanos empezaron a salir todos sus cómplices. El sacerdote se sintió perdido. Pero Gris apareció una vez más. Y se puso a dar vueltas alrededor de él, enseñando los colmillos:
- Por favor, gritó uno de los hombres, Llame a su perro, ¿no ve que va a morderme?
¿Y que quiere Ud. que haga?, dijo Don Bosco
- Perdónenos, Sr. Cura, somos unos pobres tipos; nos han dado mil francos....
¿Y por esa cantidad me habrían matado?
- Llame a su perro, por favor
Primero prométanme que me dejarán tranquilo a partir de ahora.
- Se lo juramos por la Virgen
"Gris", ven. ¡Bravo me has salvado la vida!.

En una ocasión, el Gris se puso a gruñirle a Don Bosco.

Una noche, el cura quería salir y "Gris" se lo impidió. Durante media hora le cerró el paso obligándolo a quedarse en casa. Un cuarto de hora más tarde, llegó un vecino para advertirle, que había escuchado una conversación donde se había enterado de que le preparaban una emboscada... ¿Cómo pudo saberlo el perro?
Otra noche, el perro llegó al Patronato. Se acercó al Cura, puso el hocico en la mesa donde aquel estaba cenando y volvió a salir. Juan Bosco comprendió. Un amigo lo había traído más pronto de lo previsto. Inquieto porque no lo había visto regresar, Gris quiso asegurarse de que realmente estaba allí.
El perro, nunca le aceptó comida a Don Bosco, ni por supuesto ningún cobijo. En cuánto a los niños estos podían acariciarlo y hacerle cuantas travesuras se le ocurrieran; dejaba que le tiraran de los pelos o de las orejas. Cuando desaparecieron las persecuciones contra Don Bosco, el Gris dejó de presentarse.